El pueblo que se congeló de la noche a la mañana
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En enero de 2018, los residentes de Versoix, Suiza , se despertaron con una escena que parecía más una película de fantasía que la vida real.
Cada árbol, cada farola, cada automóvil y cada banco a lo largo de las orillas del lago de Ginebra estaban sepultados en un hielo brillante: no solo una fina capa de escarcha, sino capas de olas congeladas que habían convertido la ciudad en una fortaleza de cristal.
El asedio de hielo
La noche anterior, vientos huracanados conocidos como Bise azotaron el lago de Ginebra.
Los vientos empujaron olas gigantescas hacia la costa. Pero aquí está el giro inesperado: la temperatura del aire había caído muy por debajo del punto de congelación.
Cada salpicadura de agua que tocaba una superficie se congelaba instantáneamente, y salpicadura tras salpicadura creaba una capa de hielo de varios centímetros de espesor.
Un pueblo en estasis
Por la mañana, parecía que el tiempo se había detenido.
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Los bancos del parque quedaron enterrados bajo sólidos bloques de hielo.
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Las señales de la calle eran ilegibles bajo las olas congeladas.
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Incluso las bicicletas atadas a los soportes estaban completamente selladas, como si estuvieran atrapadas en cristal.
Los lugareños bromeaban diciendo que el pueblo había sido maldecido por la Bruja Blanca de Narnia . Los turistas acudían en masa a tomar fotos, pero para los residentes, la vida cotidiana se paralizó por completo: los coches no podían circular, las puertas no se abrían e incluso los barcos de la costa estaban congelados en sus amarres.
Cuando la belleza se convierte en peligro
Aunque parecía encantador, el hielo era peligroso. Las calles resbaladizas hacían resbalar a los peatones. El hielo pesado presionaba las ramas de los árboles hasta que se rompían, creando peligros. El gobierno local envió cuadrillas para retirar el hielo más duro, pero gran parte tuvo que derretirse naturalmente, lo que tardó semanas .
La lección de Versoix
Este evento surrealista muestra con qué rapidez la naturaleza puede convertir la belleza en parálisis.
Una sola noche de clima extremo transformó una comunidad activa y viva en un jardín de esculturas congelado.
También es una advertencia silenciosa: el cambio climático está haciendo que los fenómenos meteorológicos extremos sean más frecuentes e intensos, y lo que ocurrió en Versoix podría ocurrir en otros lugares, tal vez en sitios que nunca antes han visto tales condiciones.