La isla hecha de basura
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Imagínate navegando en las profundidades del Océano Pacífico.
El agua está en calma, el horizonte se extiende infinitamente y, de repente… lo ves.
Un brillo extraño, como un espejismo. Al acercarte, te das cuenta de que no es tierra, sino un continente flotante de basura.
Esta es la Gran Mancha de Basura del Pacífico : el doble del tamaño de Texas, compuesta casi en su totalidad de plástico. No es una isla sólida, sino una masa de escombros que se arremolina en las corrientes, a veces tan densa que se podría cruzar caminando si fuera sólida.
El nacimiento de un monstruo
La isla de basura no se desintegró de la noche a la mañana. Es fruto de la conveniencia humana, fruto de décadas de plásticos de un solo uso, mala gestión de residuos y corrientes oceánicas que actúan como remolinos gigantes.
Cada tapón de botella, cada pajita de plástico, cada chancla olvidada tiene posibilidades de acabar aquí. Algunos tienen décadas de antigüedad: fragmentos de juguetes de los 70, redes de pesca de los 80 y botellas de champú de los 90 que siguen a la deriva, sin descomponerse.
El sucio secreto del plástico
Aquí está la cruel verdad: el plástico no desaparece .
Simplemente se descompone en fragmentos cada vez más pequeños —microplásticos— que entran en la cadena alimentaria. Los peces se los comen, nosotros nos los comemos y, al final, nos comemos nuestra propia basura.
Los científicos han encontrado microplásticos en el agua embotellada, en la sal de mesa e incluso en la sangre humana.
Lo trágico y lo absurdo
En 2011, investigadores encontraron una tortuga marina en la zona con una pajita de plástico incrustada en la fosa nasal. Sobrevivió, pero el video de su rescate se hizo viral: una pajita desató un debate mundial sobre la prohibición del plástico.
Luego está el ejército de patos de plástico . En 1992, un contenedor lleno de 28.000 patitos de goma cayó al Pacífico. Décadas después, siguen apareciendo en playas de todo el mundo, desde Hawái hasta Escocia. De hecho, los científicos los utilizan para estudiar las corrientes oceánicas: un ejemplo agridulce de cómo incluso la contaminación más "adorable" nunca desaparece.
La vida en la basura
Quizá le sorprenda, pero la isla de basura está viva .
Percebes, cangrejos e incluso anémonas han empezado a usar la basura flotante como hogar. Por un lado, es una adaptación. Por otro, es aterrador, porque estas especies cruzan los océanos a dedo, invadiendo ecosistemas a los que nunca debieron llegar.
¿Podemos limpiarlo?
La buena noticia: la gente lo está intentando.
Organizaciones como The Ocean Cleanup están desplegando enormes barreras flotantes para capturar la basura. Para 2040, su objetivo es eliminar el 90 % del plástico flotante en el océano.
La mala noticia: si no dejamos de producir tanto plástico, será como achicar un barco que se hunde con una cuchara.
Una broma con el filo de un cuchillo
Un comediante dijo una vez: “En 200 años, los arqueólogos del futuro no desenterrarán ruinas antiguas, sino bloques de Lego y bolsas de compras”.
Es gracioso... hasta que te das cuenta de que es verdad.
La Gran Mancha de Basura del Pacífico demuestra que nuestros desechos no desaparecen, simplemente desaparecen de nuestra vista. Y como todo lo oculto, espera el día en que regrese.