El bosque que arde bajo tierra

Bajo las tranquilas calles de Centralia, Pensilvania, la tierra está en llamas.
No en sentido poético, sino literalmente.
Durante más de 60 años , un incendio en una mina de carbón ha estado ardiendo debajo de la ciudad, convirtiéndola en uno de los pueblos fantasmas más inquietantes de Estados Unidos.


El fuego que no quería morir

En 1962, los residentes de Centralia decidieron limpiar el vertedero local, que estaba situado encima de una antigua mina a cielo abierto.
¿El método? Prenderle fuego para quemar la basura.

Parecía inofensivo, hasta que las llamas encendieron una veta de carbón antracita que corría debajo de la ciudad.
Al principio, nadie se dio cuenta. Pero con el paso de los meses, y luego de los años, empezó a salir humo de las grietas del suelo. El olor a azufre impregnaba el aire.


Un pueblo tragado lentamente

Al principio, el incendio se consideró una rareza. Pero para la década de 1980, era evidente que Centralia estaba sentada sobre una bomba de relojería.
El infierno subterráneo se había extendido a unas 8 millas de túneles , ardiendo a temperaturas superiores a 1.000 °F (538 °C) .
Las casas comenzaron a hundirse a medida que el suelo se derrumbaba. En 1981, un niño de 12 años casi murió cuando la tierra se abrió y formó un socavón humeante justo debajo de sus pies.

A mediados de la década de 1980, el gobierno estadounidense declaró la ciudad insegura. La mayoría de los residentes fueron reubicados. El código postal de Centralia fue revocado y sus edificios demolidos. Hoy en día, quedan menos de un puñado de personas.


¿Por qué no pueden apagarlo?

Apagar un incendio bajo tierra es casi imposible. La veta de carbón proporciona combustible inagotable, y el fuego se propaga lenta pero constantemente en todas direcciones.
Los expertos estiman que el incendio de Centralia podría durar otros 250 años .


El panorama más amplio

Centralia no es un caso aislado. En China, India, Indonesia y Sudáfrica arden incendios subterráneos de carbón, que liberan millones de toneladas de dióxido de carbono y gases tóxicos a la atmósfera cada año.
Algunos de estos incendios comenzaron hace décadas, incluso siglos.

Esto es más que una noticia extraña: es una señal de nuestra frágil relación con los recursos del planeta .
Cavamos la tierra en busca de combustible y, en algunos casos, encendimos incendios que no podemos apagar.

Regresar al blog

Deja un comentario