El día que desapareció el océano
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En la mañana del 8 de septiembre de 2017 , los residentes de Long Island en las Bahamas se despertaron con algo que nunca habían visto antes: el océano había desaparecido.
Una costa sin mar
Donde debería haber habido agua azul extendiéndose hasta el horizonte, ahora había una extensión árida y fangosa llena de algas, estrellas de mar y cangrejos confundidos correteando bajo la luz del sol.
Los barcos estaban torcidos sobre el lecho marino expuesto como juguetes olvidados.
Los niños corrieron asombrados hacia la arena húmeda, recogiendo conchas de lugares por los que nunca antes se había podido caminar.
Pero detrás del asombro había un peligro invisible.
¿Qué pasó?
Este extraño fenómeno fue obra del huracán Irma , una de las tormentas más poderosas de la historia registrada.
Sus vientos gigantescos y arremolinados crearon una poderosa marejada ciclónica en sentido inverso , arrastrando miles de millones de galones de agua de mar lejos de la costa.
En lugar de empujar el agua hacia el interior como la mayoría de las marejadas ciclónicas, el enorme sistema de baja presión y los fuertes vientos de Irma esencialmente succionaron el océano hacia el centro del huracán.
El agua no desapareció, simplemente fue desplazada, esperando regresar rápidamente.
El peligro que pocos entendieron
Algunos lugareños consideraron el evento como una oportunidad única para hacer turismo. Pero los meteorólogos advirtieron que, cuando el agua regresara, podría hacerlo con una velocidad y fuerza letales.
En muchos lugares, este tipo de fenómeno es seguido por un muro de agua mortal, similar a un tsunami.
Afortunadamente para Long Island, el agua regresó gradualmente a lo largo de varias horas, salvando a la comunidad del desastre. Pero otras zonas afectadas por Irma no tuvieron tanta suerte. En algunas partes de Florida, la retirada del océano fue seguida de inundaciones catastróficas.
Una advertencia de la naturaleza
La “desaparición del océano” es poco común, pero está sucediendo con mayor frecuencia a medida que las tormentas aumentan en tamaño y fuerza debido al cambio climático.
Lo que una vez fue un suceso extraño es ahora un fenómeno que los científicos están estudiando de cerca para comprenderlo y advertir a la gente a tiempo.
Es un recordatorio inquietante de que los sistemas de nuestro planeta están interconectados y tienen un poder que supera la comprensión humana. Un cambio de presión, un cambio en el viento, y el paisaje que damos por sentado puede transformarse en minutos.